Los últimos acontecimientos ocurridos en Brasil están dando la vuelta al mundo y abren un gran abanico de debates sobre qué posturas debe tomar la izquierda, luego de que el candidato progresista del Partido de los trabajadores Lula Da silva fuera sentenciado a 12 años un mes en prisión por supuestos actos de corrupción(Lava Jato) en un juicio donde el juez Moro con un simple power point y sin pruebas claras que fueron recogidas y mostradas de manera manipuladora, obviamente respaldado por el gobierno reaccionario de Temer quien responde directamente al imperialismo yankee sentencian al candidato más popular por el momento del Brasil quien con su programa social-liberal otorgó ciertas concesiones a los trabajadores y el pueblo, pero debido a las limitaciones ya conocidas de los partidos reformistas, como aliarse con la burguesía para hacer un programa político que beneficie por un pequeño periodo al pueblo en alza. Todo marcha bien mientras existe tranquilidad económica hasta que la burbuja financiera y la especulación capitalista internacional revientan y hacen entrar en crisis económicas que deterioran el nivel de vida del pueblo y estos profundizan la lucha de clases y el conflicto social, como lo que pasó a partir del 2012 donde el PT con Dilma no tuvo más opción que aplicar el ajuste necesario para garantizar la riqueza de la clase empresarial. Dilma no fue capaz o no tuvo la suficiente capacidad y mano dura para aplicar dichos ajustes pues la gente salió a las calles(como las jornadas de Julio del 2015).
Luego de represiones y del golpe parlamentario asume Michelle Temer (Empresario), quien si logra imponer algunos de estos ajustes que ya están apretando y profundizando la lucha de clases en el vecino país, ahora, si Lula y el PT dicen ser una opción para el pueblo y que están al servicio del mismo, ¿porque terminan depositando su plena confianza en la justicia? justicia que logra meterlo preso casi sin pruebas en su contra ¿Porque llaman a desmovilizar a los trabajadores que confían en Lula? Más que confiar en el programa del PT confían en la imagen de Lula visto como un mesías, pero como la crisis capitalista sigue abierta desde el 2008 un próximo gobierno petista no haría otra cosa que seguir ajustando. Lxs compañerxs del PSOL vienen denunciando cómo las políticas del PT lo que hicieron fue dar para luego quitar bruscamente, aprovechando que las masas están menos organizadas e incapacitadas para tomar un rumbo que rompa con el modelo capitalista para garantizar derechos y conquistas. Lula mismo lo afirmó en un discurso donde plantea que si él no creyera en la justicia propondría hacer una revolución, afirmaciones como estas son el tipo de discurso y propuestas de estas viejas piezas de ajedrez como los partidos reformistas que están hechos para servir a los intereses de clase de los empresarios y de gobiernos imperialistas, estos hechos son los que desmotivan a la mayoría del pueblo brasileño que ya no cree en el estado democrático burgués, estado que está cambiando hacia uno cada vez más reaccionario según se van dando los procesos de lucha en el Brasil. Quien administra el Estado no lo hace para destruirlo sino que por el contrario lo vuelven a poner a flote.
Nosotros consideramos injusta la sentencia contra Lula, adherimos a que debe ser liberado, pero somos críticos a su programa, defendemos también el derecho del pueblo brasileño a elegir democráticamente, es claro por otro lado que es una persecución política lo que están teniendo que enfrentar el PT y sus aliados. Para los casos de corrupción creemos que debe crearse una Comisión Investigadora Independiente, con personas intachables, que investiguen toda la corrupción de todos los partidos y gobiernos.
En Brasil se necesita una alternativa real que dispute el poder contra los verdaderos dueños del estado es decir la burguesía, un partido que apunte a dar el todo por el todo a las luchas obreras y populares, deben seguir movilizados contra los atropellos del gobierno Temer, por justicia para Marielle, por trabajo, salud y educación.
“que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.
Iván Germanier.