La realidad social nos interpela y para ello es fundamental generar espacios de discusión y debate para aportar y avanzar, principalmente hacia la revolución feminista mundial a escala global, afianzando la lucha y la sororidad internacionalista hacia las compañeras y los compañeros que históricamente se han movilizado por la legalización del aborto, debate que el 8 de agosto se dará en la Cámara de Senadores del Parlamento Argentino tras la media sanción en Diputados en junio pasado.
La unidad de acción y una fuerte movilización permanente son claves para que sea ley. Tenemos claro que ninguna conquista fue regalo sino resultado de una lucha conjunta, larga, y sistemática. Es imperante radicalizar esta revolución también en nuestro país cuestionando el sistema en su conjunto, entendiendo que únicamente con una revolución socialista y con la instauración de un estado obrero revolucionario es posible continuar la lucha contra el patriarcado.
Nuestro país está inmerso en un profundo retraso cultural, lo que implica más deterioro en materia de derechos humanos, hablar sobre derechos de las mujeres y/o demás sectores oprimidos siempre fue de los más retrógrados. Debemos salir de esa fosa en la que nos han metido y hemos permanecido por cientos de años debido a una institución que presiona y forma parte de nuestro estado burgués, la iglesia.
En Paraguay, así como en toda la región latinoamericana la iglesia, principalmente la católica, ha cumplido siempre un rol represor, represor de las ideas, represor de la vida, institución que subía desde las bases sociales siendo cómplice de las dictaduras militares en todo el mundo, y desde los años 50’ en América Latina, así también de aquellos gobiernos imperialistas con falacias democráticas.
Las reivindicaciones como memoria verdad y justicia, el aborto legal, o el matrimonio igualitario, etc., están interrelacionadas, y es esta institución, la iglesia, la que las disocia convirtiéndolas en tabú, fomentando la discriminación, y la violencia engendrada por esta, en la mentalidad fanática del religioso practicante al juzgar según su moral hipócrita los debates referentes sobre derechos sexuales y de la mujer, como lo es el debate por el aborto legal y gratuito. Arrancan con un discurso de desinformación, de si está bien o mal, siendo que se trata de un debate jurídico y no moral, además defienden la postura de que hay que velar por la vida, y nos preguntamos ¿qué hizo el vaticano para frenar a las dictaduras latinoamericanas donde se torturaron a mujeres embarazadas causándoles abortos? ¡Fue cómplice! Porque esta institución cumple ese rol de reprimir individual y socialmente las libertades que tienen las mujeres y las personas gestantes sobre sus propios cuerpos y sobre su propio destino, siendo, de esta manera, una herramienta del capitalismo que se sirve del patriarcado para mantener mejor la explotación generalizada que se sufre en la sociedad. Es vital comprender este punto que más allá de la creencia espiritual de cada persona las iglesias condicionan de manera material e histórica a las masas oprimidas, como una de las tantas herramientas de la burguesía para mantenerse en el poder.
Es fundamental también agitar la consigna de separar los asuntos clericales del estado. La iglesia se mete hasta con la educación pública lo que dificulta que se puedan proveer buenos materiales o cursos para una educación sexual integral para que les chicxs decidan libre y conscientemente sobre sus cuerpos, la iglesia dificulta el trabajo en salud, pues al promover la ilegalidad de un asunto como lo es la interrupción voluntaria de embarazo de una mujer, lo que hace es querer tapar el sol con un dedo puesto que la interrupción del embarazo es algo que va a suceder quiera o no quiera la iglesia o el Estado pues es una decisión personal, además el problema al que meten a los trabajadores de la salud al tener que atender a mujeres que llegan en serias condiciones de salud pues en el día se habían auto practicado un aborto con materiales poco higiénicos o punzantes, o porque se complicó y no deja de sangrar, por eso entendemos que la trauma es la clandestinidad junto con el rechazo hipócrita que la sociedad tiene hacia las personas gestantes que decidieron por motivos de índole privado hacerse un aborto, aunque hay que analizar que encima es una cuestión clasista porque mientras las mujeres ricas pueden ocultar “la vergüenza” en un centro de salud privado donde recibirá atención medica clandestina aunque el dinero puede llevar adelante esta mejor atención prácticamente sin consecuencias legales. Mientras que las pobres mueren, o son encarceladas, y en la mayoría de los casos de sobrevivir sufre la doble moral de la sociedad religiosa y conservadora, por eso es algo que nos importa como sociedad porque de no hablar de no debatir estaríamos haciendo justamente lo que la dictablanda quieren que hagamos, quieren que nos callemos y que seamos cómplices de esta tragedia clandestina por eso creemos que la salida es educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto seguro legal y gratuito para no morir.
Cabe mencionar la importancia de la organización. Es la organización y la movilización articulada con los demás sectores que luchan por lo mismo, lo que podrá hacer posible que si hoy somos diez esperemos que más pronto que tarde pasemos a ser millones y repliquemos acá también esa hermosa ola verde que está haciendo temblar todo, y es sólo con organización combativa y decidida que lograremos pasar de debatir el día de mañana, presionar para que sea ley a nuestros pseudos representantes, porque mientras el parlamento no esté lleno de obreres, mujeres, campesines y disidentes no tendremos ninguna confianza al parlamento, lugar donde se disputan solo los intereses de la burguesía y de la clase capitalista. Por eso debemos saber escoger también críticamente con quienes queremos organizarnos, nosotres desde Juntas y a la Izquierda queremos cuestionar al sistema en su conjunto e invitamos para también dar salida política a los problemas urgentes que necesitamos superar para salir de la crisis capitalista en la que estamos, y que se viene sintiendo, el movimiento de mujeres debe buscar articular la lucha y gritar con rabia también contra el ajuste, la precarización laboral, agitar por la reforma agraria y decirle fuera al FMI.
Solo la lucha colectiva y organizada produce cambios.
Adriana Aquino – Soledad Cuevas
JUNTAS Y A LA IZQUIERDA – ALTERNATIVA SOCIALISTA