Despenalización del aborto en Paraguay: Yo decido

Juntas y a la Izquierda Paraguay, septiembre 2022

Derechos, salud y justicia

Este sistema capitalista no está diseñado para las mujeres y mucho menos para velar por nuestros cuerpos y nuestra sexualidad. La estigmatización del aborto en Paraguay, en América Latina y el mundo no nos sorprende, pero debe terminar. El fundamentalismo religioso y los gobiernos conservadores no hacen más que estancar los procesos de lucha y el alcance de la conquista de los derechos en materia de Educación Sexual Integral y Derechos Humanos.

Embajada de Argentina cuando se iba a tratar la ley en el 2018

Hablar de aborto no solo tiene una mirada moralista subjetiva, en ella se encuentran más factores psicosociales, intereses religiosos y políticos y ante todo factores económicos funcionales al sistema patriarcal capitalista. 
El Ministerio de la Niñez y Adolescencia data que el 85% de los abusos de niños y niñas se da en el entorno familiar (incesto, violación, coacción). La interrupción voluntaria del embarazo es una realidad innegable, debatir sobre ella es crucial. Paraguay ocupa el primer puesto del Cono Sur en embarazos de niñas y adolescentes pues nacen 20.000 hijos de niñas y adolescentes de 10 a 19 años. Según el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social durante el año 2020 8.000 mujeres ingresaron a servicios hospitalarios, y se produjeron 3.877 complicaciones por prácticas de aborto, lo que evidencia que no hablarlo y penalizarlo de ninguna manera se convierte en un impedimento para su práctica clandestina. A cuentas del cálculo de la magnitud del aborto inducido en Paraguay de 2017 se practican 30.000 abortos por año, lo que continúa estando en la lista de causas de muerte en nuestro país. Aquí hacemos hincapié a lo señalado por Celeste Fierro: En los países donde el aborto es legal no solo se redujeron a cero muertes por aborto sino también la cantidad de abortos. Por eso el derecho al aborto es una cuestión de salud pública. El procedimiento se encuentra selectivamente penalizado por ser una práctica elitista. En varios consultorios, hospitales o clínicas privadas ésta práctica es realizada con todos los elementos e instrumentos sanitarios y seguros que requieren la protección de la vida de las mujeres que sí pueden costearlo. Sin embargo, aquellas que no pueden pagar un aborto se ven obligadas a realizarlo de manera insalubre y totalmente inseguras con el riesgo de quedar estériles, con secuelas, contraer infecciones y hasta la muerte. Por eso también el derecho al aborto es cuestión de justicia social.

Hablar de aborto legal es hablar de salud sexual, y hablar de salud sexual es hablar de Educación Sexual Integral (ESI) con derecho a la libertad, la seguridad, integridad y el derecho a la toma de decisiones reproductivas responsables y libres. Se trata de la autonomía y la expresión sexual emocional, para ello el aprendizaje del conocimiento científico con enfoque de derechos humanos es vital en la configuración de los lineamientos curriculares y su contenido en todas las instituciones educativas y en todos los niveles acorde a los procesos de formación, lo que a vez posibilita suprimir la práctica actual de reducir la ESI sólo a los aspectos reproductivos como métodos anticonceptivos y planificación familiar, e integraría a los derechos sexuales, componente que trasciende a hechos no aislados como casarse y formar una familia, viviendo una sexualidad plena, sin violencia. En Paraguay la salud sexual y reproductiva en términos de función, alcance e impacto no ha sido estudiada a profundidad, pese a la implementación del Plan Nacional de Salud Sexual y Reproductiva desde el 2014, por lo que fomentar la discusión sobre estos derechos es fundamental, dado que el goce de los derechos sexuales y reproductivos es un asunto de Derechos Humanos.

Todas las mujeres y personas gestantes tienen el Derecho Democrático a decidir sobre sus cuerpos con total autonomía de las cuestiones religiosas, políticas, familiares, policiales y jurídicas. El Estado no nos garantiza un sistema laico ni libre ni científico, al contrario, cumple el rol patriarcal, machista y misógino en función al capitalismo destructivo en el cual estamos emergidas sin poder asumir la maternidad por decisión propia

Políticas sociales, precarización y resistencia

Los precarios contenidos de los programas sociales a nivel de políticas sociales sanitarias y todo lo que concierne a las políticas públicas están justificados con mínimas asistencias y significativas influencias religiosas que objetivamente no salvan vidas ni sacan de la pobreza a las niñas, adolescentes y mujeres. Esto a su vez promueve la ausencia de datos más actualizados y complejos, constituyéndose de esta manera en una de las principales limitaciones para avanzar en la discusión y en el diseño de políticas públicas que garanticen el bienestar integral de las mujeres.

La alta feminización de la pobreza en Paraguay mantiene a las mujeres en constante riesgo y vulnerabilidad. Un Estado que no garantiza el acceso de una vida digna menos lo hará en términos de educación sexual integral. Cantidades de mujeres, campesinas e indígenas, desconocen cómo abordar estas temáticas en materia de educación sexual, ni cómo orientar a otras generaciones, síntoma del inacceso de las mujeres a una atención médica, educación y oportunidades laborales, y certeza de que para este gobierno las mujeres no son prioridad, sino los grandes empresarios, llevando a cabo propuestas antiderechos que recorta el presupuesto para la vida integral de las mujeres, niñas y adolescentes destinándolo a la mafia empresarial con fines electorales, pagando la infinita deuda externa, y otorgando más subsidios a la iglesia y a las empresas privadas.

Los gobiernos nos necesitan pobres para controlar nuestra forma y reproducción de vida. El capitalismo ve la maternidad como trabajo doméstico no remunerado (economía del cuidado) y en este marco se constituye en un negocio, poniendo a las farmacéuticas, los hospitales privados, los insumos y mercancías para lactantes y niños a disposición dado el costo requerido para el crecimiento y sustento de una vida, situación a la que una mujer precarizada, sin vivienda, sin un trabajo asalariado y sin estabilidad financiera no podrá acceder. Ser madre debe ser una decisión, no una imposición.

La brecha de desigualdad y el inacceso a los derechos básicos es un problema, las mujeres aunque seamos de distintos estratos sociales tenemos algo en común: el no acceso a una salud integral, libre, laica, y gratuita. Por ello es urgente y necesario un gobierno de las y los trabajadores, con perspectiva de género.

Desde tiempos inmemorables las mujeres hemos luchado por la igualdad, por nuestra educación, por el derecho a opinar y por nuestra libre sexualidad oprimida por un Estado clerical que nos inunda sus ideologías feudales y se mantiene en la ignorancia supina acerca de la realidad de las mujeres, la clase trabajadora, y las comunidades.

Desde la Liga Internacional Socialista nos comprometemos con el pensamiento colectivo de la clase trabajadora y llamamos a la movilización permanente de todas las mujeres y disidencias porque esta lucha no la llevamos solas, la llevamos todes desde la sororidad que no tiene fronteras y desde el grito en las calles por una conciencia colectiva de clase, anticapitalista, ecosocialista, antiimperialista, internacionalista, feminista y socialista.

Repudiamos al gobierno que obliga a las niñas a ser madres incluso en casos de abuso sexual sin la madurez fisica y psicológica para ejercer la maternidad.

Abrazamos a las compañeras combativas de nuestra América Latina por el grito de la marea verde reivindicando ¡Iglesia y Estado: asuntos separados! 

Apostamos por la información científica, superando los tabúes retrógrados del sistema patriarcal al que repudiamos ¡Basta de fundamentalismo religioso!

Celebramos la conquista de la despenalizacion del aborto en Colombia y en varios países de América Latina.

Nuestro eje no se trata de impulsar a las mujeres a que aborten, sino de que ejerzan el derecho de decidir sobre sus propios cuerpos, la lucha es y será siempre para la conquista de más derechos, la lucha por el socialismo.

Desde la izquierda siempre defenderemos la despenalización del aborto, por eso congregate con nosotres en Alternativa Socialista Paraguay y la Liga Internacional Socialista, para que esa realidad, esa vida digna que tanto anhelamos sea posible.

FUENTES:

MUJER PARAGUAYA. UNA DOLOROSA REALIDAD

Por Sara Espínola

Llegó un nuevo 24 de febrero, conmemorándose el día de la mujer paraguaya. Tanto desde el gobierno como desde todas las instituciones del estado se lanzan actos donde se reconoce ¨La gloriosa mujer paraguaya, valiente y trabajadora¨. Estos actos son solo una hipócrita cortina de humo. Al recorrer las calles podemos ver fácilmente como los derechos y la dignidad de las mujeres son pisoteadas, así también en las fábricas, las empresas, y por sobre todo son pisoteadas por el gobierno que hoy nos homenajea falsamente. Esto se demuestra con el gran aumento de casos de femicidios y con ello la enorme inacción de las instituciones pertinentes cuya función es actuar y resolver esta problemática. Al gobierno no le interesa, y lo expresa con la distribución del presupuesto anual, destinando a las FTC más de 130 millones de dólares al año, abono totalmente innecesario a las Fuerzas Armadas, mientras que al inoperante Ministerio de la Mujer presupuestan tan solo 2 millones de dólares, lo que significa alrededor de un irrisorio 12 mil guaraníes por mujer para combatir la violencia machista.

Origen del día de la mujer, una historia contada a medias

En 1974, Alfredo Stroessner decreta por ley el 24 de febrero como «Día de la mujer paraguaya» en homenaje las mujeres que sostuvieron y dieron su vida en defensa del país durante la Guerra de la Triple Infamia. Este homenaje si bien hoy es ampliamente celebrado, fue tremendamente contradictorio durante el periodo en el que se decretó pues no podemos dejar de mencionar que su gobierno fue el más sangriento, criminal, torturador, distorsionador y agresor no solo física sino psicológicamente contra las mujeres, atentando a la integridad en todos los sentidos, asimismo a niños, niñas y los derechos humanos de todas y todos a través de militares y policías.

La mujer paraguaya desde hace cientos de años ya administraba, trabajaba y aportaba el rumbo de la economía, la sustentabilidad doméstica y social con el pequeño comercio, la artesanía, el trabajo de azada y arado en los campos, la procreación, la enseñanza escolar, la formación industrial; las mujeres indígenas confeccionaban los uniformes de los combatientes y cultivaban la tierra, se encargaban de ser enfermeras, lavanderas, cocineras, eran explotadas con trabajos pesados en los yacimientos de sal y en los casos extremos hasta empuñaban fusibles cuando yo no quedaban hombres. Esto es clave para entender que gracias a la labor femenina se mantuvo la subsistencia durante los cinco años de confrontación bélica para alimentar y mantener no solo a los beligerantes sino a niñas, niños, adultos y adultas mayores a cargo de las mujeres, por lo tanto la estabilidad hubiera sido imposible de no ser por la producción de alimentos desde mandioca hasta la caña y el tabaco para la exportación llevada a cabo por las mujeres.

Entre las tantas mujeres tenemos a las llamadas Residentas, mujeres de clase media y popular que desocuparon la capital del país para ir al norte hacia Cerro Corá, acompañando a las tropas derrotas, éste término se debe a aquellas mujeres debían abandonar Asunción, y los habitantes que aún permanecían allí en conjunto con la tripulación de emergencia que estaba constituida por mujeres.

En una Asamblea de Mujeres Americanas en 1867 en Asunción, las Residentas eran reconocidas por sus «actos heróicos de patriotismo y valor» al donar sus joyas entre peinetas de oro, collares de coral, anillos de diamantes, alhajas, relojes de bolsillo, espuelas de plata, entre otros bienes. Eran las más destacadas socialmente por atribuir apoyo moral nacionalista, encajar en el rol «tradicional» de género y potenciadoras de economía para seguir financiando la guerra en términos de armamentos para los combatientes. En este proceso el pelotón de mujeres eran dirigidos por las llamadas sargentas, quienes vigilaban el orden, organizaban y coordinaban el trabajo, y ayudaban en el cumplimiento de las órdenes del gobierno o de los generales. Sin embargo, en este punto es crucial visibilizar las injusticias y omisiones históricas llevadas a cabo por Francisco Solano López y desmitificar el adjetivo de «Kuña guapa, trabajadora, sacrificada y valiente» asignada a todas las mujeres, debido que para él no todas eran «heroínas».

La otra cara de la moneda, las Destinadas, mujeres que fueron aisladas a las inaccesibles selvas de la zona de Yhú, sospechosas y torturadas por protestar contra el gobierno en reclamo de las pésimas condiciones de vida que llevaban eran acusadas por sus propios esposos y parientes. Esto llegó al punto de desacreditar sus derechos básicos y políticos, tratando de sobrevivir al despotismo de López, sufriendo graves violencias de género, tuvieron que aguantar no sólo ser secuestradas y violadas por soldados extranjeros, sino comer desde hierbas y reptiles por la falta de alimentos ya que escaseaban las frutas silvestres, caballos y mulas. Muchas de ellas murieron por agotamiento, hambre, fatiga, enfermedades, y a consecuencia del clima; las que sobrevivieron, entre ellas de la clase trabajadora y la burguesía, apuntaron volver a la capital para reincorporarse a sus viviendas pero eran ocupadas por forasteros y se veían obligadas a vivir en situación de calle y prostitución ya que el gobierno confiscó sus bienes, animales y pertenencias de sus ranchos sin posibilidad de reconstruir sus hogares.

El pasado persigue al presente

Está vivencia es una evidencia más de que el Estado patriarcal, capitalista y misógino es incapaz de proteger, asistir ni cumplir los derechos y necesidades de las mujeres, históricamente está demostrado que las mujeres somos personas independientes capaces de ejercer todo tipo de rol más allá de su denominación por género.

Ciertamente, la violencia de género en Paraguay tiene profundas raíces históricas y culturales. A diferencia de otras regiones de América Latina, donde abundaba el oro y la plata, el proceso de colonización en Paraguay se caracterizó por el sometimiento a su poder de algunos pueblos de mujeres indígenas, especialmente los guaraníes. España explotó la fuerza de trabajo de las indígenas mediante la instauración cultural de un yerno guaraní (tovaja) para la esclavización (mita) y la esclavización (yanacona) de hombres y mujeres para la agricultura y el servicio personal. Muchos grupos indígenas pronto se sublevaron y fueron masacrados, dejando muchos niños y niñas huérfanos/as, situación que dejó una profunda huella en el desarrollo de la posterior de la historia cultural del país.

Con «El Paraíso de Mahoma» el maltrato a la mujer generó notoriedad en Paraguay. Paraguay era conocido como «el país de las mujeres» por la masividad de mujeres en todos los distritos y zonas, sumado a esto en 1869 con la presencia de pocos de hombres sobrevivientes a la guerra, ellas tomaron obligatoriamente la tarea reproductiva de repoblar y reconstruir el país con un promedio de 4 mujeres por individuo masculino; pero en algunos lugares la relación era de 10 o incluso 20 mujeres per cápita. Esta situación instauró profundamente el pensamiento y la cultura machista paraguaya.

Cómo bien lo dijo Horacio Cartes, ofreciendo al Paraguay como «una mujer bonita …disponible para que la usen y abusen» a un empresario brasileño. ¿Cómo es posible que 150 años después de que el 90% de la población masculina haya sido exterminada, las mujeres sigamos siendo asesinadas, abusadas, violadas, hostigadas, discriminadas y objetos de moralidad religiosa? Cómo a nivel mundial nos encontramos con una feminización de la pobreza, Paraguay en particular destaca por la precarización laboral como corona a las extensas horas de trabajo además de explotación, los cupos de trabajo selectivos a favor del sector masculino en medio de las persecuciones, el acoso y las nefastas condiciones laborales para las trabajadoras de varios sectores.

Hasta hoy Paraguay continúa siendo un país retardado, y en segundo plano la paridad y los derechos como la del sufragio, – fue el último país de Latinoamérica en aprobar el voto de las mujeres, recién en 1961 -, la ley Zabala-Riera a beneficio del agronegocio, el sistema extractivista que deja a las campesinas desamparadas de trabajo y vivienda, el arrebato e intento de extinción de pueblos originarios, la carencia de educación sexual durante todo el proceso de crecimiento de las niñas lo que lleva al aumento en el índice de embarazo infantil-adolescente, entre muchas cosas más. Jamás acabaríamos de mencionar todas las arbitrariedades del nefasto gobierno burgués bajo el cual seguimos oprimidas y sometidas. Ponemos en cuestión a los organismos e instituciones de este sistema imperante: el gobierno, la policía, la iglesia y el Estado.

Exijámonos ser más combativas, solidarias y luchadoras, que la lucha sea por un verdadero cambio de sistema, que la lucha sea política, por el poder. Es imprescindible juntarnos, organizarnos y armar una herramienta política, laica y por sobre todo feminista revolucionaria. Nosotras como feministas socialistas creemos firmemente que con la radicalización de la conciencia, con métodos de lucha y con internacionalismo podemos derrotar esta nueva triple alianza contra el pueblo y las mujeres conformada por el gobierno, el estado capitalista y la deuda externa.

ES POSIBLE.












¡El 8M VOLVEMOS A PARAR EL MUNDO! ¡CONTRA EL PATRIARCADO Y EL CAPITALISMO!


Este 8 de marzo las mujeres y las disidencias volvemos a tomar las calles con fuerza en todo el mundo haciendo el tercer Paro Internacional. Desde nuestra corriente internacional Anticapitalistas en Red, y desde Juntas y a la Izquierda asumimos la tarea de derrumbar al patriarcado, porque el patriarcado no va a caer, lo tenemos que tirar, atacando al padre de todas las violencias, el capitalismo.

En nuestro país debemos salir a marchar con fuerza y luchar por mayor visibilidad en los medios, y en todos lados sobre el Estado de Emergencia Nacional por Violencia hacia las Mujeres. En este tercer año consecutivo de Paro Internacional por el 8M, las cifras de feminicidios en Paraguay no solo no son completas ni investigadas seriamente, sino que estos siguen sucediendo. Ya tenemos a muchas a quienes llevar en nuestras banderas y exigimos por eso mayor presupuesto estatal para la creación de refugios y centros de atención, según la ONU deberían de funcionar 1 refugio cada 30 mil habitantes (como mínimo debe haber 200 en este país). A este estado capitalista no le interesa seguir las recomendaciones de su propia organización internacional, como la ONU, ya que para conseguir mayor presupuesto la única vía es alzándoles los impuestos a las grandes riquezas, y dejar de pagar los intereses de la deuda externa, una deuda ilegítima y fraudulenta. Esto significa ir contra de los intereses de la clase burguesa, pues va en contra de la tasa de ganancia que estos necesitan en medio de esta enorme crisis global que se desencadenó en el 2008 y que ya lo venimos sintiendo hace más tiempo en nuestro país. Con ese dinero al separarnos de los intereses de clase del capitalismo a nivel nacional y al dejar de pagar la deuda a nivel internacional podríamos llevar adelante todo un completo programa nacional que incluya educación sexual con perspectiva de género y diversidad, garantizar anticonceptivos, ir por aborto legal seguro, reorganizar por completo el sistema judicial para que la justicia sea con perspectiva de género y diversidad, garantizando la seguridad de la víctima y reinserción laboral para que se puedan emancipar, además de llevar adelante un plan de reorganización laboral del país distribuyendo las horas de trabajo por la cantidad de habitantes aptos para trabajar en el país para garantizar pleno empleo y reinserción laboral segura. Por estas y muchas más razones vemos que la lucha es de clase, y que el patriarcado no va a caer solo, lo tenemos que tirar y entendemos que es una lucha política, por eso estamos construyendo, partidos y grupos nacionales, en todo el mundo desde nuestra corriente internacional, anticapitalistas en red, venimos propulsando la formación de Juntas y a la Izquierda para dar una pelea política consecuente contra el sistema que nos oprime, para radicalizar las movilizaciones y hacer temblar al mundo social y políticamente, somos socialistas no anti varones, porque creemos que las personas pueden cambiar, más no va cambiar el sistema capitalista y por eso este 8 de marzo salgamos a criticar al estado capitalista junto con el clero y las iglesias que juegan un rol nefasto frente a la emancipación de las mujeres, por eso también exigimos que los asuntos del estado deben de estar totalmente separados de los asuntos religiosos.

Las integrantes de la Articulación Feminista del Paraguay realizarán marchas a las 17:00 horas en varias ciudades del país con el lema “Nosotras Paramos ¡Nuestro trabajo vale!”. En Asunción, desde la Plaza de las Mujeres (ex Plaza Italia) hasta la Plaza de la Democracia, Así también en Ciudad del Este, Concepción, Coronel Oviedo y Encarnación.

El 8 de marzo no es un día de celebración, sino de lucha. En 1908, un 8 de marzo, el incendio en la fábrica Cotton de Nueva York dio origen a la fecha de lucha obrera, feminista y anticapitalista. Las trabajadoras de esa fábrica declararon una huelga en protesta por las condiciones insoportables de trabajo. El dueño al no aceptar la huelga, ante la ocupación de la fábrica por parte de las obreras, cerró las puertas y prendió fuego al lugar. Murieron abrasadas las 129 trabajadoras que había dentro. Hoy seguimos avanzando y retomando impulso buscando la unidad de acción de las mujeres y las disidencias para movilizar en las calles, a la vez que enmarcamos la lucha feminista en el combate estratégico del conjunto de la clase trabajadora, la juventud y demás sectores populares por derrotar al padre de la explotación y la opresión: el sistema capitalista y patriarcal.

Convocamos a impulsar en todos los países el Paro General con movilización, exigir a todas las centrales sindicales y sindicatos el paro general activo, para masificar las manifestaciones, inundar las calles y hacer temblar al mundo. Vamos por todos y cada uno de nuestros derechos de género y, contra los planes económicos de ajuste que el FMI, el Banco Mundial, el G20, la Unión Europea y demás organismos imperialistas descargan sobre nosotras y nuestros pueblos a través de los distintos gobiernos burgueses.

Somos antipatriarcales porque queremos poner fin a toda desigualdad de género. Somos disidentes porque esas identidades aliadas también son discriminadas y oprimidas. Somos anticlericales porque exigimos Estados Laicos y rechazamos todo fundamentalismo e injerencia religiosa en la vida pública. Somos anticapitalistas porque dicho sistema es el padre de todas las violencias. Somos internacionalistas porque nuestra lucha no tiene fronteras y es la misma en todo el planeta. Y como nuestra pelea no sólo es social y cultural sino también política, nos organizamos y construimos partidos nacionales y una corriente internacional porque nuestro norte es la revolución socialista.